domingo, 29 de mayo de 2011

FARO DE NAVIDAD


La foto me la proporcionó "La Caja de Mary", una bloguera puesta al día en la línea estética y de moda, (es esteticista, peluquera, esposa, madre y.....). Por la cantidad de visitas que tiene seguro que la conocéis.
Este es uno de los Faros que vigilan la Bahía de Cartagena. Estoy haciendo otra acuarela con el Faro desde otra distancia.
Hace años que no practicaba la acuarela y he quedado satisfecha.





A LOS FAROS DE CARTAGENA


Curra y Navidad
a la sombra de las colinas,
con ojos celadores,
alumbran, las noches
solitarias, por las celdillas.

Espumas de espesa nata
azotan sus pedestales,
quedando sabor salobre
en las abruptas y empinadas moles.

Erguidos en centenarias piedras
orientan con armonía,
las rutas en los cielos
y en el mar las travesías.

Torre redonda
de encopado quinqué,
cañón de luces verdi-rojas
de centelleos en vaivén.

Mares bravíos,
estrellan sus batidas aguas
en los rompientes brazos
en reposo,
donde el mar caprichoso,
riza un tirabuzón a sus olas.

Cartagena su testa humilla
para cantar a sus faros
con ritmo de marea viva,
un cántico de amor y poesía.

Bravo le canta el mar a sus faros.
También le canta el mar sereno,
y aún, sin brillar la luz al día,
sus cantos se vuelven ecos.

Acompasa sus sonidos
con la fuerza de su pétreo cuerpo,
convirtiéndo una tormenta
en música de concierto.

Como caña mecida por el viento
silban en susurro su lamento,
transforman en gama de colores,
los broceados reflejos de sus reflejos.

Redonda la noche
junto a manantiales de estrellas,
iluminan,
el plateado y hondo lecho
de sus huellas.

Torres gemelas
cubiertas de nubes de algodón y humo;
artífice paladín de secretos
para compartir bellas soledades
en los ardientes besos.

Garganta estrecha en lo más alto.
Si mira hacia la tierra
en la nocturnidad de la noche,
vuelca su cálido aliento,
quedando los gritos ahogados
en la frialdad del asfalto negro.

Ciudad oculta que se descubre
a los vientos.
Salvando obstáculos,
con sus ojos encendidos
girando sobre sus pasos.

Rumores de silencios.
Motores que avante avanzan
entre hinchados vientos.
Su acento, gris como la tarde,
agoniza lento, muy lento.

Linterna de foco constante.
De lenguaje pausado.
De calmado movimiento
y de andar quedo.

Ni un gesto por el aire.
Ni movido por el viento.
Solo dos Faros erguidos, erectos,
y yo, mirándoles de hito en hito,
¡Circunspecto!

Mª Dolores Madrid

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