La mujer, rodeada de lumbres pálidas,
tenía la frente desnuda de ideas
y se entregó a los vientos.
A los vientos, sí.
A los que abrieron su corazón
y jugaron con ella en los pinares.
A los que hicieron girar el molino.
La mujer mira el molino.
Se descalza,
para andar por las estrellas (dice),
quiere sentirse "Mujer"
ensartar su nombre en las flores
y dormir en un gran lecho de sol
hasta que fluyan las espigas del amanecer.
¡Estaba enamorada!
MadoMago
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